Philippe Monguillot, de 59 años, quedó con muerte cerebral después del ataque en la ciudad de Bayona, en el suroeste del país, el 5 de julio. Su familia decidió desconectar su soporte vital el viernes, informó la agencia de noticias Agence France-Presse.

“Decidimos dejarlo ir. Los médicos estaban a favor y nosotros también”, dijo a la AFP la hija de 18 años de la víctima, Marie Monguillot.

Cuatro hombres fueron detenidos y acusados ​​tras el asalto.

Una foto de Philippe Monguillot y su esposa, Veronique Monguillot, en una marcha en Bayona el 8 de julio.

El ataque ocurrió el domingo alrededor de las 7:15 p.m. en el autobús 810 que viaja a Biarritz después de que el conductor del autobús revisó el boleto de uno de los hombres y les pidió a los cuatro que usaran máscaras faciales, que son obligatorias en el transporte público francés, según la fiscalía.

El miércoles, la familia de Monguillot organizó una marcha en su honor, con todos los asistentes vestidos de blanco.

Primer ministro Castex confirmó la muerte de Monguillot en Twitter tarde el viernes, escribiendo que el caso había “tocado nuestros corazones”.

“La República lo reconoce como un ciudadano ejemplar y no lo olvidará. La ley castigará a los autores de este crimen despreciable”, escribió, describiendo el ataque como “cobarde”.

El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, también expresó sus condolencias a los amigos, familiares y colegas de Monguillot.

“Este acto atroz y cobarde no debe quedar impune. Voy a viajar a Bayona mañana para hacer un punto de seguridad en la ciudad con funcionarios estatales y reunirme con conductores de transporte público y sindicatos”, escribió en Twitter.

La empresa para la que trabajaba Monguillot, Keoilis, ha aumentado la seguridad de sus empleados, desplegando guardias en algunos de sus servicios de autobuses en el área.

La compañia guardó un minuto de silencio en sus oficinas y en sus redes de transporte el miércoles en luto por Monguillot.