Hasta que la pandemia congeló el fútbol, ​​el Real Madrid era algo contracultural. Un equipo que siempre se ha distinguido por el ardor contra el objetivo rival encontró sus mejores números en los suyos. El grupo de Zidane fue al encierro como el que menos anotó en los primeros 27 días de la Liga, con 19 goles recibidos, 12 menos que el Barça y dos menos que el Atlético. Durante dos décadas, en la campaña 87-88, el objetivo blanco no fue castigado tan poco; Luego hubo 18 picaduras.

Esta es la fórmula que encontró para resolver una ecuación que se le presentó de manera aplastante desde el verano de 2018: cómo compensar los objetivos que acompañó a Ronaldo. Has probado varias soluciones. Primero respondió quedándose casi como estaba, y las consecuencias no fueron buenas: 31 veces menos en la Liga de una temporada a otra. Doce meses después, corrigió la moderación con la que se había estado moviendo en el mercado y volvió a morder: 100 millones para Hazard, 60 para Jovic y 45 para Rodrygo solo por el ataque. Pero tampoco. Hasta el receso de marzo, el belga, prácticamente herido desde noviembre, tenía un objetivo y el serbio, dos. Rodrygo, por otro lado, subió hasta siete en todas las competiciones, cuatro más que Bale y tres más que Vinicius. Una suma insuficiente para ayudar a Benzema (19).

Paradójicamente, la solución al problema no estaba en el objetivo opuesto, sino en el suyo (49 a muchos a favor y 19 en contra, contra los 63-31 del Barça). Un recurso defensivo lo que explica la aplicación de un equipo que una vez más enfrentó los engorrosos compromisos diarios, impulsado por un entrenador que desde el primer momento advirtió que su objetivo prioritario era el torneo nacional.

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Cemento Casemiro

Si la temporada pasada recibió 1.18 goles en promedio por juego en este punto del campeonato, en los ocho meses disputados del actual se redujo a 0.7. Allí marcó la diferencia porque en la sección de tantos a favor las cifras eran casi idénticas: 49 este año, solo dos más que el anterior. El rayo de Mendy en el lado izquierdo, el vigor de Valverde en el centro del campo y la mejora de Courtois lucharon contra los blancos, un equipo a menudo definido por el cemento de Casemiro, el máximo recuperador de la liga (8.72 por partido), según las estadísticas de la compañía Opta.

Al revés, los números eran óptimos. La suerte de Madrid en esta mini temporada de 11 temporadas más lo que cae en la Liga de Campeones dependerá, en gran medida, de cómo progresa hacia arriba. Será más fácil para él si encuentra el Benzema 2019. Hasta su agonizante objetivo en Mestalla, a mediados de diciembre, anotó 16. Luego, solo tres. Detrás de los franceses, nadie sabía cómo tomar la bandera, aunque sí encontraron una solución colectiva. En estos tres meses operativos de 2020, con los nueve barbechos, hasta 15 fanáticos de Madrid cantaron bingo, lo mismo que el Barça durante todo el curso. Nacho lo arregló en Zorrilla, Casemiro venció a Sevilla y Varane sometió a Getafe.

En ataque, el margen de mejora tiene un nombre belga. La pandemia le ha dado a Hazard una pelota extra, saludable nuevamente, para comenzar a hacer que el desembolso del centenario sea bueno. Solo ha podido jugar el 38% de los partidos (15 de 39) y su puntaje incluye más penalizaciones (tres) que goles (uno) entre la Liga y los Campeones. Una ruta de escape inesperada en uno de esos jugadores considerado como un valor seguro, con 29 años, y un promedio de 15 puntos con el blues (El año pasado llegó a 21). Asensio también regresa, herido desde agosto, y llamado a dar aire en un calendario extremo.

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Otro que tiene tiempo para enderezarse es Bale, que no ha anotado en el torneo local desde septiembre, con su doble ante el Villarreal. En los siguientes siete meses, solo un gol de copa ante los unionistas de Salamanca. A la espera del agitador Vinicius, el primer Rodrygo, el puntual Mariano del último clásico y el recuperado Asensio, el belga, el galés y el francés serán los más demandados.

Quien no podrá justificarse, al menos en la Liga, es Jovic, herido en un talón durante su controvertido confinamiento en su país. El serbio, que llegó con una tarjeta de 27 goles en el Eintracht Frankfurt, anotó tantas asistencias de espolón (dos) como goles, que solo valían para cerrar las victorias a Leganés (5-0) y Osasuna (1-4). Los objetivos que él y otros no trajeron fueron compensados ​​por el equipo con los que no recibió. En la liga de precoronavirus, la ecuación blanca fue resuelta por la defensa.