Este martes, Joaquín Carmona (46) ha abandonado el parque de Madrid donde ha dormido durante doce años, se ha instalado en una pensión cercana, ha encendido la computadora que lleva en la espalda y lo cuida con cuidado y se ha quedado mudo.

En un día, había ganado quince mil seguidores En Twitter.

“Y sin tuitear”, dice.

Y los que lo siguen, los que lo siguen, nos frotamos los ojos. Joaquín Carmona,
@ jokin4318 en Twitter
, es una enciclopedia de atletismo. El más sabio entre los que siguen este deporte. El referente.

Y también, un misterio.

Joaquín Carmona, en Arganzuela

Joaquín Carmona, en Arganzuela
(Alfredo Varona)




Un misterio que se ha prolongado durante muchos años, que va de boca en oreja sin que nadie sepa nada:

–¿Sabes quién es Joaquín Carmona? –La gente de atletismo siempre se ha preguntado, fascinado por las contribuciones de ese tweeter impecable, estadista infalible, compañero discreto, alguien que tuitea datos de forma aséptica, sin comentar, sin polémica.

Solo figuras.

“No tengo idea”, respondieron todos.

Y así vivimos.

Un atleta rompió un récord. O recoger un título. O un fracaso. O era su cumpleaños. O falleció E inmediatamente el tweet de @ jokin4318 saltó.

Un tweet perfecto.

Un tweet que fue a misa.

(…)

Hace tres meses llegó la pandemia y Joaquín Carmona desapareció de las redes. Ni un tweet ni datos salieron de su perfil. Había silencio.

Y después del silencio, sospechas.


El misterio

Durante años, el atletismo no sabía quién era @ jokin4318, perfecto usuario de Twitter: ha estado en la calle durante doce años

–No hay noticias de @ jokin4318. ¿Alguien sabe algo? –Empezó a comentar en las redes.



Nadie.

Hubo quienes temieron lo peor.

Quizás el coronavirus …

Alfredo Varona fue a buscar la luz.. Es un magnífico cronista de atletismo en La bolsa del corredor (LBDC). Alfredo Varona lanzó chino en las redes y encontró la respuesta en Turín. Un hombre de Madrid que ahora vivía en Italia le envió un mensaje privado:

–Sé quién es @ jokin4318.

-¿Y bueno? Varona le preguntó.

–Hace un tiempo, lo conocí en una biblioteca en el barrio de Arganzuela. Por cierto: ‘Si lo ves, dile que deje de dormir en la calle …’

…?


La búsqueda

Alfredo Varona, cronista de “La Bolsa del Corredor”, ubicó a Carmona en un parque de Madrid: el genio dormía a la intemperie

“Ese estudiante me lo dijo”, me dice Alfredo Varona. Y yo, que pensaba que Joaquín Carmona sería un profesor universitario o un investigador, fui al parque a buscarlo. Y llegué al lugar con un amigo y allí estaba Joaquín Carmona, con la cinta en el pelo, con su inconfundible apariencia. Y sí, la enciclopedia de atletismo dormía a la intemperie.

Esto es seguido por una conversación entre los dos, un esfuerzo por reconfigurar a Joaquín Carmona, quien dice que no, que no quiere saber nada sobre el mundo.



–Que tengo mucho que perder.

Todos estos hombres hablan y van a un Burger King cercano. Y Joaquín Carmona pide una hamburguesa vegetariana porque no come carne.

Y finalmente lo suelta y lo acepta.

“Voy a dejar que me ayudes”, le dice a Alfredo Varona.

Joaquín Carmona, en una cafetería cerca del parque donde ha dormido al aire libre durante más de diez años.

Joaquín Carmona, en una cafetería cerca del parque donde ha dormido al aire libre durante más de diez años.
(Alfredo Varona)

Lo primero que hace el periodista es publicar la historia del hombre sabio que duerme en la calle. Y después, andar en recaudación de fondos y recauda miles de euros (Al mediodía del martes superó los 5,000; en este punto, ya hay tres iniciativas diferentes en marcha). Y por esta razón, Joaquín Carmona finalmente puede pagar una habitación en una pensión.

Esta adentro

Y desde allí, amablemente por teléfono, nos atiende:

–He estado sin una llamada por diez años. Y ahora, de repente, miles de mensajes amorosos me llegan. Pero he venido a la pensión porque alguien, anónimamente, me ha dado el dinero. Y porque esta mañana, en el parque, había demasiados televisores. Y no me había limpiado. Y estaba abrumado, me dice.





Quería ser atleta pero no encajaba: tenía que pagar 60 pesetas para ingresar a las pistas; y no los tenía “



–¿Y qué vas a hacer ahora?

–Encenderé la computadora. Veré si funciona. Lo apagué hace tres meses cuando la biblioteca cerró y no pude conectarme. Y continuaré promoviendo el atletismo. Tiene poca presencia. Antes era más en televisión.

–¿Y de dónde viene la pasión?

–Yo vengo de una familia rota. Mi padre era alcohólico. Él no fue uno de los que te llevaron a la escuela en auto. Descubrí a Jarmila Kratochvilova en los mundiales de 1983, en televisión. Quería ser atleta pero no encajaba en el grupo de mi ciudad o Bilbao, a 13 kilómetros de distancia. Tuvo que pagar 60 pesetas (0,5 euros) para ingresar a las pistas. No los tuve. Tenía poca fortuna en la vida, profesional y emocionalmente. Y ahora estoy en la calle. Supongo que todo esto ha sucedido porque nunca me he quejado. No pienso ni pido nada. Lo entiendo, pero creo que el mundo no debería ser así.



He pasado años yendo a bibliotecas; siempre hay alguna historia que contar “



–Pero, ¿qué te ha llevado a esta situación?



–He estudiado hasta 3º de BUP. Durante el EGB fui un estudiante sobresaliente. Fui bueno con los números, por lo tanto, mis tweets son estadísticos. Pero no tengo formación universitaria.

-¿Por qué?

–Nadie me iba a pagar la universidad y no tenía sentido intentarlo. Cuando era niño, un vecino le contó a mi maestra sobre mi situación. Montse habló con la vecina y le dijo que podía ir a vivir con la maestra y su hijo. Nunca tuve la intención de mudarme con ellos y supongo que estaba equivocado. Hubiera tenido más acceso a las cosas. Mi vida hubiera sido diferente.

Joaquín Carmona, en Arganzuela

Joaquín Carmona, en Arganzuela
(Alfredo Varona)

-Y entonces…

–No había trabajo en la ciudad (Zamudio) y fui a Madrid. Llevaba una maleta con dinero. El dinero no fue suficiente para todo. Empecé a dormir en la estación y luego fui a una habitación más céntrica en Atocha. Tenía diez pequeños trabajos. En uno de ellos me ofrecieron un contrato de distribuidor de publicidad. Mantuvo las nóminas, hizo cosas. La empresa se declaró en quiebra y establecí un quiosco de helados.



-Y…?

–El quiosco estaba cerca del Santiago Bernabéu. El trabajó mucho. Pero estaba al lado de una iglesia y el ayuntamiento me lo cerró con malas artes. Y allí me hundí.

-Y aquí está…

–Se juntaron muchas cosas. El quiosco, problemas en mi departamento, problemas emocionales … No me rehací y esta es mi vida.

-Parece una mentira. Sus tweets son de conocimiento infinito.

He pasado años yendo a bibliotecas. También ingresó a La Casa Encendida. Leo, rasco historias, me gusta ayudar. Siempre hay algo que contar. Cuando hablo con educadores sociales, todos me dicen que tengo un nivel de investigador. Veamos qué sale de todo esto. Sé que ahora están tratando de ayudarme, que alguien está considerando la posibilidad de ofrecerme algo relacionado con el atletismo. Debo tener la cabeza para manejar este boom.

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