Varios líderes del Partido Popular (PP) en diferentes regiones de España han incumplido su promesa de no gobernar con la extrema derecha, generando críticas y contradicciones dentro del partido.
El presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, renovó su mandato con el apoyo de Vox después de meses de negociaciones. Esto ha provocado descontento entre aquellos que recuerdan las palabras del líder murciano, quien en la campaña electoral se mostró en contra de cualquier pacto con Vox.
Pero López Miras no es el único. Barones del PP en otras regiones también han optado por gobernar en coalición con Vox, a pesar de haber mostrado su rechazo durante la campaña. María Guardiola en Extremadura, Carlos Mazón en la Comunitat Valenciana y Jorge Azcón en Aragón se han sumado a estas alianzas que han sorprendido a muchos.
María Guardiola, por ejemplo, prometió no gobernar con Vox, pero finalmente cedió y firmó un acuerdo que les otorgaba una consejería y otras posiciones de poder. En el caso de Carlos Mazón, su postura también ha cambiado radicalmente desde las elecciones, formando una coalición con Vox en la Comunitat Valenciana.
Jorge Azcón, líder del PP en Aragón, negó en múltiples ocasiones su intención de pactar con Vox, pero finalmente firmaron un acuerdo para formar gobierno.
Incluso en Balears, la presidenta del Govern, Marga Prohens, prometió no necesitar los votos de Vox, pero finalmente aceptó su participación en los consells insulars y acordó cumplir con medidas programáticas que excluyen algunos compromisos conservadores.
Estos cambios de postura han generado divisiones internas en el PP, ya que algunos dirigentes han tenido que traicionar sus palabras para obtener el poder.
Alberto Núñez Feijóo, líder estatal del PP, también busca gobernar en solitario, pero no cuenta con suficientes apoyos y previsiblemente fracasará en la sesión de investidura.
En resumen, el incumplimiento de la promesa de no gobernar con la extrema derecha por parte de varios líderes del PP ha causado controversia en el partido y ha generado desconfianza en aquellos que esperaban una postura más clara en relación a Vox. Estos cambios de postura demuestran la importancia del poder para algunos dirigentes, aunque esto signifique traicionar sus palabras y principios.