El Gobierno financiará entre 400 y 4.000 euros la compra de un automóvil nuevo, una ayuda que deben igualar los fabricantes y los concesionarios. El monto del subsidio variará dependiendo de las emisiones (será menor comprar vehículos menos eficientes en términos contaminantes y alcanzará el máximo para vehículos de cero emisiones) y será obligatorio desechar un automóvil de más de 10 años. Esa es la receta con la que la Administración tiene la intención de relanzar los registros de automóviles después del golpe Covid-19. En total, se asignarán 350 millones de fondos públicos.

Imagen de una planta de producción de vehículos. En video, el detalle de la ayuda del gobierno para comprar un auto nuevo. FOTO: BMW | VIDEO: ATLAS

El primer ministro, Pedro Sánchez, presentó el plan el lunes a dos y hasta tres velocidades que media docena de ministerios han cocinado para ayudar a la industria automotriz a salir del agujero en el que la crisis de salud lo ha dejado. “Mitigue las enormes consecuencias en 2020 causadas por los codiciosos mientras miramos hacia el futuro”, dijo Sánchez sobre los objetivos del plan de choque cuyas medidas serán aprobadas el martes. Las acciones más urgentes son aquellas que deben revivir los registros en España, esenciales para, a su vez, activar las fábricas.

Para esto, el Gobierno ha creado dos bloques de ayuda. Uno está dirigido a vehículos eléctricos e infraestructura de recarga, la segunda edición del plan Moves, que tendrá más dinero de lo planeado inicialmente y alcanzará los 100 millones de euros. El segundo, más controvertido, es la recuperación del Plan Renove: dirigido a todo tipo de vehículos, incluidos los que funcionan con gasolina o diesel. El sector del automóvil exigió que no se les excluyera de la ayuda y esto será así. Tendrán ayuda por un monto de 250 millones de euros, aunque condicionados, y 20 millones serán para camiones, como se indica en el documento preparado por el Gobierno.

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El argumento es que España tiene un aparcamiento antiguo que tiene, en promedio, alrededor de 13 años. Y que estos vehículos, gasolina o diesel, contaminan más que las versiones actuales de esas dos tecnologías. Por lo tanto, la primera condición impuesta por el Gobierno es enviar un automóvil de más de 10 años a desguace si alguien quiere beneficiarse de los subsidios, será mayor si excede las dos décadas, y que la persona que lo va a adquirir es entre 45% de suministro más eficiente.

Por lo tanto, si una persona o un trabajador independiente compra un vehículo con la etiqueta ambiental C para Tráfico, puede recibir ayuda del gobierno de 400 euros si ese vehículo tiene la etiqueta energética B y 800 si es A. En el caso de un Coche ECO (híbridos o gas), la ayuda será de 600 o 1.000 euros, respectivamente. Y para cero emisiones, el subsidio alcanzará los 4.000 euros. Entre fabricantes y distribuidores deben coincidir con la ayuda prestada por la Administración, aunque para las compañías eléctricas solo tendrán que acompañar 1.000 euros. En el caso de las PYME, la ayuda por vehículo, hasta un máximo de 30, comenzará en 350 euros y para las grandes empresas, 300 euros.

Los subsidios excluirán la compra de cualquier vehículo que exceda los 120 gramos de emisiones de CO2, por lo que la mayoría de los SUV, también llamados SUV, podrían quedar fuera. Y el costo del vehículo no puede exceder los 35,000 euros, 45,000 en el caso de personas con movilidad reducida o automóviles sin emisiones.

El Ejecutivo también ha reservado 100 millones para renovar la flota pública de vehículos con vehículos eléctricos, siempre que sus condiciones lo permitan para el servicio que ofrecen. Y permitirá que los municipios y las corporaciones locales utilicen su excedente presupuestario para renovar su propia flota de vehículos, lo que podría significar otros 100 millones de euros.

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Todos esos recursos, además de los créditos de ICO para comprar camiones, son parte del plan para elevar de inmediato las ventas de vehículos. Hasta 2022, se asignarán 2.690 millones para impulsar la industria y garantizar la asignación de nuevos vehículos. La industria se ha comprometido en el plan: fabricar entre 20,000 y 800,000 vehículos electrificados en España en 2030, lo que representaría una participación del 12% del mercado europeo. El próximo año habrá apenas quince modelos en las doce plantas que ensamblan vehículos en España. En total, el paquete de ayuda, que incluye 21 medidas de todo tipo, tiene un presupuesto de 3.75 mil millones.

“Pedimos un plan ordenado y justo y que contenga ambos ingredientes”, dijo Gerardo Pérez, presidente de la asociación de distribuidores, Faconauto, quien enfatizó: “Proteger el empleo y el medio ambiente”. Su satisfacción fue similar a la de los fabricantes, Anfac, cuyo presidente, José Vicente de los Mozos, ha asegurado que el plan implica poner a “las personas en el centro”, debido al compromiso con el futuro de las plantas.

Los secretarios generales de las federaciones industriales de CC OO y UGT, Agustín Martín y Pedro Leaves, respectivamente, aprobaron el plan y exigieron solidaridad con los 3.000 trabajadores de Nissan que se espera que pierdan sus empleos el próximo diciembre, cuando la empresa multinacional japonesa cierre sus instalaciones en cataluña.

Isabell Büschel, jefe en España de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, considera que el plan presentado este lunes “va en la dirección correcta” al apostar por “movilidad y empleos sostenibles”, informa Manuel Planelles. Su organización aplaude que la ayuda para vehículos eléctricos haya aumentado a 100 millones de euros. Sin embargo, Büschel ha lamentado que el plan de renovación incluya ayuda para la compra de vehículos de combustión de gasolina y diesel. El Gobierno ha establecido un límite máximo de 120 gramos de dióxido de carbono por kilómetro para poder acceder a estas ayudas, lo que deja fuera muchos SUV grandes, los llamados SUV. Sin embargo, Transport & Environment sostiene que el techo de esos 120 gramos abre la puerta a algunos SUV algo más pequeños, como el Seat Arona o el Renault Captur. “No es una buena señal”, dice Büschel. Con este plan, Transport & Environment coloca a España detrás de Alemania y Francia, que claramente han optado por vehículos eléctricos en sus planes para apoyar al sector automotriz.

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Büschel también aplaude que el Gobierno aliente la fabricación de baterías y establezca objetivos para la instalación de puntos de recarga, además de abrir la puerta a una reforma fiscal. Y critica que también se incluye la ayuda a camiones y automóviles que usan gas natural.

Por su parte, Ecologistas en Acción ha sido más crítico con la decisión de financiar la compra de automóviles de combustión. Y ha exigido que “el dinero público destinado al sistema de transporte y movilidad” se invierta “en medios sostenibles, como infraestructura y medidas que prioricen la marcha y el ciclismo y la ayuda para el transporte público”.