Ecologista protesta por la construcción de un hotel en el sur de Tenerife, el 18 de junio.
Ecologista protesta por la construcción de un hotel en el sur de Tenerife, el 18 de junio.Miguel Barreto / EFE

Menos de cincuenta empresas constructoras aparecen en el registro del Ministerio de Transición Ecológica para medir su huella de carbono. Este volumen apenas representa el 1% del sector total, cuya actividad representa el 41% del consumo de recursos naturales en España. De las 49 empresas registradas en este registro voluntario, la gran mayoría mide solo sus emisiones directas y las emisiones indirectas que generan a través del consumo de electricidad. Diez también tienen en cuenta el impacto indirecto que generan a través de la extracción y el desplazamiento de materias primas, viajes de trabajo o la actividad de subcontratistas.

El bajo impacto del registro que el entonces Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente creó en 2014 en uno de los sectores clave en la lucha contra el cambio climático es informado por el Informe de huella de carbono del sector de la construcción. ACR ha desarrollado, una de las últimas empresas de construcción en unirse a esa lista. Destaca que solo 10 empresas se han unido al alcance 3, el estándar de medición más alto, ya que requiere calcular cuántos gases de efecto invernadero son emitidos por cualquier actividad realizada por la empresa directamente oa través de sus subcontratistas.

Entre este pequeño grupo de empresas se encuentran grandes empresas de ingeniería como OHL, FCC, Sacyr o FCC y algunas de sus filiales. La presencia de ACR, con una facturación más modesta y centrada en edificios residenciales, es una sorpresa. Según el informe, el sector ha dirigido sus esfuerzos en los últimos años para “definir políticas centradas en reducir el impacto ambiental de los edificios, centrándose en el uso de la propiedad y no tanto en el proceso de construcción en sí”. Por lo tanto, en los últimos años, las certificaciones de calidad ambiental de los edificios han ganado terreno a través de algunos sellos privados que miden la eficiencia energética y otros parámetros de respeto por el medio ambiente. Pero esta tendencia al alza choca, sin embargo, con el bajo impacto del Registro de Huella de Carbono entre las empresas dedicadas a la construcción.

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Un gran consumidor de recursos.

Además de los diferentes alcances de medición, el ministerio también otorga sellos basados ​​en las acciones tomadas por las compañías para, una vez que conocen su huella de carbono, actuar en consecuencia. El sello básico es Calculo, en el que quedan 34 empresas constructoras. De los 15 restantes, 13 logran el sello Calculo y Reduzco y solo dos de ellos Calculo y Compenso. Esto último implica tener un programa para la absorción de dióxido de carbono registrado en el ministerio y representa el mayor grado de responsabilidad ambiental de los que figuran en el registro público.

Según cálculos propios basados ​​en trabajos de investigación y empresas especializadas en construcción responsable, el informe de la firma navarra destaca que la actividad de la construcción es el mayor consumidor de recursos naturales en la Unión Europea, ya que corresponde al 40% del consumo total de recursos naturales. En España ese porcentaje se eleva al 41%. Desde el punto de vista de los residuos generados, a nivel continental el porcentaje también es del 40%, mientras que en España según diversas fuentes oscila entre el 30% y el 40% del total.

Por último, el análisis de ACR destaca que ya existen regulaciones para elevar los edificios de consumo de energía cero y que el mercado también tiene metodologías y tecnología para hacer que el proceso de construcción sea más sostenible para el medio ambiente. Sin embargo, el primer paso es medir el impacto de la actividad en el planeta y, dado el escaso éxito del registro público de huella de carbono entre las empresas del sector, en España todavía queda un largo camino por recorrer.

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